Una de mis partes favoritas de la fotografía es cuando se capturan patrones únicos, ya sean naturales o artificiales, pues el hecho de ver lo mismo repetido, pero con una composición armónica, al menos para mí es uno de mis placeres visuales favorito, me causa armonía visual.
Esta fotografía la tome si no mal recuerdo en un hotel, donde iba caminando con la cámara en mano sin un plan en particular, recuerdo que aún no había practicado mucho con la cámara. De la nada una pequeña pared construida de forma curiosa con bloques negros llamó peculiarmente mi atención, la luz estaba posicionada justo arriba de la pared, lo cual jugó un papel importantísimo para lograr la toma.
Relacionado con el tema, hace unos ayeres navegando por internet me topé con un artículo de psicología sobre cómo funcionaba nuestro cerebro, en este redactaba que no importa el tamaño, color o forma, nuestro cerebro ha evolucionado para buscar patrones. Pues miremos a donde miremos, por ejemplo a un cielo nublado, a la corteza de un árbol, o a una gran pared nosotros seguiremos buscando un patrón, uniremos puntos, buscaremos formas, sin importar que haya o no, pero seguiremos buscando un patrón inconscientemente. 🤯
No es para nada malo, según el texto, se ejemplificaba el comportamiento como un software insertado en nosotros a lo largo de los años, se dice que incluso nos ha ayudado a sobrevivir y llegar hasta donde estamos ahora. Podría decirse que nuestro cerebro nos engaña, aunque no significa que sea algo malo.
Lo gracioso es que hace unos pocos días en una clase de la carrera, el profesor explicaba el concepto de “Pareidolia” que puede estar relacionado con la satisfacción que el ser humano siente al observar patrones o formas en lugares extraños. 😵
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