Siempre intento poner una reflexión en la mayoría de mis publicaciones. Ya sea para el cuidado de nuestro planeta, o para el cuidado de nuestro ser, de nosotros. La vida en sí es un enigma, cada quien la vive de una manera distinta, en un lugar distinto y época distinta. Siempre existirán dificultades, problemas y golpes duros a lo largo del camino. Pero no todo es así, también tenemos alegrías y buenos momentos. Esos momentos que deseamos recordar por siempre.
El camino es difícil
Claro, recordar aquello malo que pasó es también necesario, es una guía para no cometer los mismos errores. De una manera que puede ser triste, o jovial, olvidamos algunos momentos de nuestra vida. Se quedan en el camino, y no nos siguen. Nosotros no podemos regresar el tiempo y ver ese momento una vez más, el camino sigue. Así, alguien arrojó estos tenis a los cables de luz, y siguió su camino. Pero algo es seguro, dejó marca de que pasó por ahí.
Ahora éstos están ahí, tan desgastados por el paso de la naturaleza y el tiempo. Tan efímeros, tan comunes. Detrás de ellos, una radiante luz de sol los ilumina, los hace notar. Fue de este modo que los vi, y que quise capturarlos en un momento que ahora será inolvidable.
Sigue tu camino
Yo seguí mi camino, y éstos se quedaron ahí, en los cables. Una marca del paso de alguien, de un momento que vivió y que, a pesar de ser tan cotidiano, todos podemos ver. Acostumbrarse a ver la belleza es malo, se volverá algo cotidiano y así, intrascendente. Nunca hay que olvidar que todo tiene un lado bello, pero encontrarlo puede llegar a ser difícil.
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Como siempre, agradezco el tiempo de leerme y ojalá pudieses dejarme un comentario. Espero que la reflexión y la imagen te hayan agradado. Y así, te extiendo la invitación a que me sigas en mi Instagram, donde subo los momentos que capturo y quiero conservar. Un abrazo.