Enamorándonos de la vida

Nos mantenemos en un constante movimiento; de arriba abajo, de izquierda a derecha, de casa al trabajo, del trabajo a casa, entre muchas posibilidades más. Y no solo el cuerpo, también la mente, mantenemos nuestros pensamientos trabajando constantemente: estrés, ansiedad, preocupaciones, entre un sinfín de caos.

Y ¿cuándo nos detenemos? En qué momento del día nos regalamos 20 minutos para nosotros; porque todos lo hacemos, aunque puede ser inconscientemente. Por ejemplo, cuando preparas ese café en las mañanas el cual te queda delicioso o tu ritual antes de dormir. No lo sé, pueden ser diferentes posibilidades. Cuando hablo de «detenernos» hago referencia a tomarnos un respiro, a ese momento en donde recordamos dónde estamos, qué somos, esa sensación de paz y tranquilidad donde todo lo externo pasa a segundo plano y solo estas tú y eso que es solamente tuyo, tu café, tu ritual, tu música, etc.

Mural en Zacatlán de las Manzanas, Puebla.
Colorido mural de mosaico ubicado en Zacatlán de las Manzanas, Puebla.

¿Cómo enamorarnos de la vida?

Solemos perder demasiado tiempo de nuestras vidas queriendo estar en otro lado o haciendo otras cosas que nos olvidamos de lo que nos sucede en el presente. Cuando hacemos una pausa podemos valorar la belleza de la vida humana, al estar con la cabeza repleta olvidamos la gratitud plena de estar vivos.

La rutina de nuestra vida diaria nos hace dar por sentado todo esto; cuando se trata de enamorarnos de la vida hay diferentes maneras de hacerlo: meditación, reflexión, entre métodos psicológicos que nos pueden ayudar a ello. Hay muchas maneras de hacerlo, pero hay una que no es tan compleja y no tomará más de 30 minutos de tu día.

Es simple, lo plantearé de la siguiente manera: hay muchas oportunidades en el día para conectar con ese sentimiento de gratitud y valoración hacia la vida, siempre y cuando sepamos dónde está la vida se tornará diferente con rapidez. Un ejemplo es que al despertar no saltes de la cama de inmediato, tómate 5 o 10 minutos para agradecer por haber despertado; respira, siente cada parte de tu cuerpo y sé consciente de dónde estás. Puede que sea un poco más fácil decirlo que hacerlo pero en resumidas cuentas es «valora las pequeñas cosas de la vida» esas pequeñas pausas, ese café, ese amanecer, esa canción entre muchas otras cosas que te brindan pequeño placer y paz día a día en tu atareada vida. Tan solo de vez en cuando recuerda frenar un poco, tomarte un respiro.

Espero mi escrito y fotografía haya sido de tu agrado, en Instagram comparto mi trabajo gráfico te invito a echarle un ojo, hasta la próxima.

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Robertch

Comparto mi mirada en compañía de mi filosofía de vida.

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