Vivo en una eterna noche desvelado en el calvario de mis afecciones. De tantas veces que te marchaste me hice indiferente al frígido de la incertidumbre. Qué acto tan cobarde destenderme la mano cuando no puedo estar de pie.

Llévatelo

Hoy apagaste mi fulgor; cómo pude ser tan ingenuo, dejé llevarme por la desmedida ebriedad de mis delirios. Nos creí tan sinceros, tan dulzones. La luz que iluminó mi ser, se llevó todo. Mis más profundas confidencias erré en cantarte, mis más sentidas cuitas de vida que no merecías saber de buena tinta; pero recuerda que esta tinta no se borra ni con los más grandes arrepentimientos.

¿Qué no puedes comprender mi pena? Un sufrir sinfín. Para ya de tapar el sol con un dedo, que sus rayos no alcanzan a llegarme, no pueden calentar mi corazón. Déjame orbitar en el camino correcto, porque solo me alejas más de la luz. No me queda más que refugiarme en la oscuridad, no quiero que nadie sepa mi padecer.

Últimas palabras consagradas al suplicio de mis añoranzas; no tomé tu mano, yo ya estoy de pie.

Salió el sol para alguien más, porque para mí ya no más.

Agradezco tu atención a este escrito, hacía tiempo que no dejaba un post en el blog. Si te ha gustado, te invito a leer más artículos en este blog, también puedes seguirme en mi Instagram donde subo más imágenes. Un abrazo a la distancia.