En la vida existe un dilema complejo sobre nuestro destino, siempre nos cuestionamos «¿qué será de nosotros?» pero es una pregunta que jamás nos podemos contestar, al menos no a tiempo.
¿Tenemos el camino marcado o nosotros lo vamos formando? Y así podemos irnos cuestionando un sinfín de cosas respecto al destino porque realmente nadie puede responderlo; podemos indagar, filosofar, reflexionar y con ello crear una respuesta que nos convenza a nosotros mismos, pero no es una respuesta final y totalitaria, solo una que te convenza a ti mismo…
Pero no todo es negatividad e incertidumbre, ya que al existir diferentes probabilidades también existe un escenario donde podemos ser «el elegido» para esta vida que estamos viviendo, ya que cada persona en este mundo es una vida diferente, totalmente diferente a todas las demás; no hay dos iguales, cada uno vive una vida especialmente hecha a su medida. Forjada por nuestra historia y nuestras decisiones, pero podemos llamarnos a nosotros mismos elegidos para vivir esta vida, yo por ejemplo fui el elegido para vivir mi vida a mi manera y con mi historia. Suena algo absurdo tal vez, pero no tan loco si tenemos un poco de positivismo.
Al final, nosotros vivimos nuestras propias vidas, no tenemos que rendirle cuentas a nadie sobre como lo hacemos; es nuestro camino, esté escrito o no, es nuestro, vivámoslo como mejor nos haga sentir.