Días de caminata, tardes de melancolía. Los aires pasean sosegados impulsando mis pensamientos hacia nuevos horizontes, las nubes pasean acentuando rayos de sol que cautivan mi vista y encaminan mi ser a mi siguiente idilio.
Este efímero momento que adorna mi corazón y eclipsa mis desilusiones es mi destino, carente de color, exento de viveza.
No te culpo a ti, ni culpo al destino; pues siempre en blanco y negro es que yo he vivido.