El anochecer es un momento reflexivo, una parte del día que te brinda la calma necesaria para reflexionar en tu mente sobre ti, sobre tu vida. Justo antes de ir a dormir te pones a pensar un sinfín de cosas, tu mente vuela hacia los más estrafalarios sueños. Esa calma exterior invadiendo tu ser te permite mantener contacto contigo mismo y escucharte. Una mente que te no te perdonará los más mínimos desaciertos que hayas tenido en tu día. Tras una serie de vivencias que bien podrían darte por satisfecho (aunque lo dudo) o como alguien que desea vivir más, mañana podrías dejar de existir como la persona que eres.
No he dicho que debas tener miedo a la muerte o vivir con el miedo a desaparecer en algún momento de manera espontánea. Estamos llenos de vida por doquier y el simple hecho de abrir los ojos un día más debería llenarte de regocijo. Has olvidado que parte de la vida consiste en ser feliz y compartir la felicidad con el resto de los seres que te rodean. No has alcanzado esa felicidad porque no te conoces a ti mismo, no sabes quién eres en realidad.
No hagas, solo sé
Y no es qué tienes que hacer, si no quién tienes que ser; aunque eso es un tema que tocaré en mi próxima publicación. Al final del día, antes de dormir solo toma asiento, mira hacia los confines del cielo lleno de astros, cuerpos de luz que engalanan la noche con su presencia. Reflexiona sobre tu día y piensa, si hoy hubiera sido el último día de tu vida ¿estarías feliz contigo mismo? ¿qué errores cometiste? ¿qué podrías mejorar de ti?
Vivimos creyendo en que aún nos queda mucho tiempo, y eso es triste porque aplazamos nuestra vida y conocimiento hasta los últimos momentos de nuestra existencia. Es necesario meditar sobre la intrínseca existencia nuestra en este mundo, la gran dependencia que tienen los seres con todo. Reconoce tus errores, mejora como persona y ofrece lo mejor de ti a todos; solo eso quedará de ti al final, el legado de quién fuiste.
Esta noche de estrellas y pleno silencio en mi exterior me llenaron de reflexiones, qué gran calma ofrece este tipo de paisajes a la mente, la serena y a la vez la llena de ideas profundas. Pensé en mi frágil mortandad y la facilidad con la que puedo desaparecer de este mundo.
Estás vivo, ¡qué alegría!
Solo me queda vivir feliz, transmitiendo este sentimiento hacia los demás. Nunca olvides que hoy podría ser el último día de tu vida, y mucho de lo que no hiciste o terminaste quedaría inconcluso. No habría nada peor como nunca encontrarte contigo mismo y fallarte una y otra vez. Habrás acumulado un karma que en alguna otra vida, padecerás.
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