En esta vida es tan habitual sentirse descarriado, creer que nuestro rumbo hemos extraviado; una pérdida, una desilusión o una afección ha sido el motivo de esta incertidumbre. Tememos estar solos porque nuestra propia presencia se vuelve insoportable, nuestra mente no nos deja tranquilos.
Encuentra el edén aun si solo ves un vacío
¿Acaso ya olvidaste quién eres en realidad? ese ser fuerte, que sin importar las adversidades se mantiene resiliente. Podrás muchas veces caer, pero eso es fácil, la gravedad te ayuda; erguirse es lo difícil, y no cualquiera puede, pero tú sí.
Álzate, parte en rumbo de tu rumbo. Y allí, en lo alto de tus pensamientos, realiza ese salto de fe; descubre tu balance, esa armonía que te permitirá vivir feliz.
Mantente sereno, pero fuerte. No tener miedo es imposible, aunque éste es simplemente una errónea interpretación de la muerte. Comenzarás lentamente, pero irás avanzando; sentirás la suavidad del aire, la serenidad del panorama. Entonces así retomarás el rumbo con destino que tanto añoras.
Te agradezco la atención a este breve escrito, te invito a seguir leyendo en este blog algún escrito de tu agrado. Y si quieres más fotografías, echa un vistazo a mi Instagram. Un abrazo a la distancia.