Cuando perdemos un ser querido, cuando una ruptura amorosa se hace presente, cuando la traición de un amigo nos acongoja pareciera que esta vida carece todavía más de sentido alguno. Caemos ante la incertidumbre, y esto duele; por una parte buscamos sanar, por la otra nos aferramos al dolor como si éste nos diera viveza. Atravesamos entonces un proceso de duelo.
Para mí, el duelo es un conflicto interno entre lo que fue, y lo que buscamos sea. Por fuera sonreímos, pero en nuestro ser guardamos un dolor profundo. La tristeza nos invade, deseando olvidar y nos preguntamos ¿por qué a mí?
Algunos sanamos este dolor velozmente, otros demoramos más, y un resto jamás se recuperan.
Recuerda que tú no eres tus pensamientos; la mente te muestra lo que quiere, mas no lo que necesitas. Esa gratificación instantánea que busca para ti es un sufrimiento enmascarado. Déjate guiar por tu verdadero ser.
Toma tu tiempo para sanar, todas las heridas sanan. Desde luego no es sencillo y va a doler, por eso se llama duelo, ¿no es así?